Campeonato de España Mushing Tierra Covarrubias (Burgos – 28 y 29/11/2015)

Se acercaba finales de noviembre y, como siempre en estas fechas, llegaba la celebración del Campeonato de España de Mushing sobre tierra que organiza la Real federación española de deportes de invierno. Para muchos, un evento más pero para nosotros, mis grandes amigos, Bolt y Murdok, se acercaba la fecha de nuestro sueño, puesto que llevábamos mucho tiempo esperando para demostrar definitivamente que nuestra ilusión nos haría triunfar.

Es cierto que los que competimos somos Murdok y yo, pero debo hacer una mención especial a miBolt, Murdok y Pablo otro perro, Bolt. Un perro que, no siendo de genética de trineo, es un grandísimo trabajador que ha jugado un papel muy importante en la preparación de Murdok en la fase de potencia en el tiro.

Llegaba la hora de la verdad en que todas las horas de trabajo e ilusión por ver crecer deportivamente esta unión entre un perro y su mejor amigo humano debían demostrar lo que realmente habían ido a hacer en la pista. La competición constaba de dos mangas de 7,2 km cada una distribuidas en el sábado 28 y domingo 29 de Noviembre.

Una competición muy larga que debe ser vista, analizada y vivida en una consecución de muchos detalles. Uno debe pensar cómo actuar en cada momento, en cada curva. Uno debe pensar en qué ritmo llevar en cada tramo del circuito, siempre pensando en el equipo, siempre pensando en Murdok. Lo primero era la preocupación de la contrarreloj del sábado, puesto que habíamos tenido mala suerte en el sorteo y salíamos en el vigésimo lugar, lo que implicaba un aumento en las posibilidades de percances, ya que había que adelantar a muchos equipos y siempre que se adelanta a estas velocidades se corren riesgos.

Todo salió muy bien, tanto Murdok como yo habíamos podido darlo todo y estábamos contentos en la meta, pero no habíamos ganado, habíamos quedado segundos tras el catalán Victor Carrasco a tan sólo 12 segundos, que realmente no es una diferencia tan pequeña. Había que remontarla pero siendo sinceros yo lo veía muy difícil porque la carrera nos había salido muy bien y poco más se podía hacer. El panorama era el siguiente: éramos segundos a 12 segundos y el tercer equipo estaba a 30 segundos de nosotros. Al día siguiente ya el orden de salida no era por sorteo sino por orden de posición, por lo que salíamos en segundo lugar a 30 segundos de los campeones provisionales.

Si recortábamos 13 segundos y el tercer equipo no nos alcanzaba seríamos campeones de España.

Se acabó la jornada y Murdok y yo nos fuimos a recuperarnos y descansar. Yo estaba destrozado, pues los tres primeros kilómetros tenían un desnivel muy importante, pero Murdok, en cambio, estaba eléctrico, estaba fresco, estaba alegre.

Durante la tarde del sábado sentía que íbamos a ser subcampeones aunque no se lo quise decir a nadie. Mi novia me habría matado! Pero había uno que no se veía subcampeón y ese era Murdok, mi grandísimo Murdok.

Amanecía el domingo, con una temperatura gélida de 4 grados negativos y un cielo despejado en detrimento del día anterior que había mucha más humedad y mayor temperatura, así como cielo nublado, lo que dio lugar a un terreno menos compacto.

Temperatura gélida, cielo despejado, terreno duro y rápido y una distancia de 7 kilómetros son la combinación perfecta para nosotros, nuestras cualidades y nuestro entrenamiento.

Estuve dando vueltas toda la noche sobre qué debía hacer para poder ganar y llegué a dos conclusiones:

  • Por un lado, yo debía hacer los tres primeros kilómetros de ascensión echando los restos, como si mi competición se acabara ahí para darle el relevo a él, a Murdok. Los dos somos un equipo en todo momento y ambos debemos funcionar juntos y perfectamente sincronizados pero según el momento de competición uno debe trabajar más que el otro.
  • Por otro lado, había que hacer sencillamente una carrera perfecta para conseguir el ansiado sueño.

Llegamos al kilómetro 3 y había cumplido el objetivo, apenas podía ni mirar la pista del esfuerzo agónico y ahí es donde Murdok continuó dando goma. Pasaban los kilómetros y no conseguíamos ver a nuestro rival, pero seguimos luchando. Fue llegando al kilómetro 6, cuando en la ultima parte del circuito se tenía algo más de perspectiva y ahí vimos al equipo rival, tan cerca tan lejos.

Este último tramo era de bajada y en casi todo momento picaba para abajo y me emociono al recordar un momento exacto a falta de un kilómetro exacto para llegar a meta en el que el tiempo se congeló, yo me levanté de la bici y le dije a Murdok: ¨vamos amigo mio, hay que morirse ahí¨. Él me miró de reojo pero reparó en mí y pude leer en su mirada que éste era nuestro momento, que a esto habíamos venido, que los cientos de kilómetros que Murdok había nadado en verano acompañado por mi en priagua, la infinidad de entrenamientos de fondo largo, de potencia en el tiro y de velocidad debían desplegarse en ese momento en la pista.

Ese cruce de miradas duró una fracción de segundo pero yo lo viví como una eternidad. Siempre lo recordaré hasta el día en que me muera.

Murdok cambió el ritmo bruscamente y alcanzó una velocidad que nunca jamás me había mostrado nunca en ningún entrenamiento ni competición. La magia de la amistad profunda nos envolvió y como balas teníamos mil metros para llegar a meta. Tardamos un minuto y dieciocho segundos en recorrer el último kilómetro. Un ritmo impensable y casi inexplicable que está volviendo loco a más de un experto en el mushing. LLegamos a meta y el cronómetro se paró. Habíamos hecho una media de 32,9 kilómetros por hora en los 7,2 kilómetros del recorrido. Yo no lo sabía pero lo habíamos logrado. Habíamos recortado 14 segundos al campeón provisional, Victor Carrasco y Rona. Éramos campeones de España. Murdok siempre tuvo fe y me dio la lección, tiró de mi y nunca se rindió.

Ganar un campeonato de España es muy difícil y será dificilísimo repetirlo puesto que hay gente muy buena con muy buenos perros. Grandes rivales como, por supuesto, Victor Carrasco, múltiples veces campeón de España y muchas veces internacional, todo un experto en el mushing con una genética de primerísimo nivel. También Jon González con su joven y talentoso perro, Enuk, Fco Javier del Canto, Iban angulo, Eneko Aguirre, Roberto Salvado y otras personas que están emergiendo y darán muchísima guerra en el futuro.

La competición había terminado pero la emoción no, ya que ahí estaban algunos integrantes del Club Mushing Atletismo Arroyo sufriendo con nosotros y arropándonos a Murdok y a mí. Roberto se me echó muy rápido encima para ponerme el abrigo y otros compañeros me cogieron a Murdok y la bici. Mi novia, Ana gutiérrez, que siempre estaba a disposición de mis necesidades, sufridora de cada día de entrenamiento y participando en la preparación también de una manera indispensable.

Me resulta muy importante exponer que, paralelamente a nuestra competición, se celebraba otra en la que participaban otros compañeros del club que igualmente sienten la ilusión de hacer deporte con sus grandes amigos caninos.  Adolfo con su perro Par, subió al pódium en la 3ª posición en la categoría Veterano A, y una de las más jóvenes corredora del Club, Gala con su perra Kala, se alzó con la victoria en la categoría Junior Femenina.

Destacar la grandísima organización de todo el campeonato durante todo el fin de semana. 

Entre todos, entre todo el equipo de Mushing Atletismo Arroyo estamos edificando un gran bloque en Valladolid y nos acabaremos convirtiendo, gracias al granito de arena que cada uno aportamos, en un club de primer nivel en todos los aspectos.

Siempre el más importante es y será el de querer a los perros y respetarlos así como fomentar y enriquecer las relaciones entre seres humanos pues el espíritu de un deporte como éste es el del crecimiento interior y la formación de lazos entre todos.

Llegó el momento final, el broche, la medalla de campeón de España. La competición terminó pero la amistad y la ilusión no. Murdok y yo seguimos hacia delante y seguiremos disfrutando de poder realizar lo que más nos gusta: avanzar nuestras vidas juntos.

Fdo. Pablo Enjuto

       

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